Tus ojos si que me enloquecen.
Tus besos si que los extraño.
Tus abrazos si que los deseo.
Tus caricias si que me quitan el sueño.
Esta tarde tome un paseo por la playa
en la compañía de un botella mágica
Además de eso para redondear la idea, las olas estaban
muy eufóricas no sé si por mi presencia o por la botellita mágica.
Ese sonido fenomenal que hacen las olas al llegar a la orilla y regresar
llevando en ellas parte de lo encontrado. Me recordó un juego muy nuevo
de helados helado que arrastra con lo que encuentra en la orilla de una piel alborotada
que se disfruto al máximo porque además de erizar por lo helado
lo erizo la osadía de pasear la pasión de la imaginación.
Y hablando de osadía llegando al final de la botella y de la caminata,
logre irrumpir en aquel mar alborotado, en un paseo en bote que me dejo llena de energía,
por el zarandeo de las olas, por el sonido del mar adentro que es tan diferente de
lo que se oye y ve fuera, él esplendor de su grandeza y la paz de su aroma.
Es increíble como el mar me recuerda a ti, como me hace recordarte en cada una de sus características tan acogedoras
Porque el mar me enamora y tu lo haces en la misma intensidad.
Porque el mar me envuelve y tu lo haces de esa manera tan especial en tus brazos.
Porque el mar me da aquella apacibilidad que me dan tus ojos.
Porque el mar al tocarlo me eriza la piel y tu lo haces al rozar tu piel con la mía.
Porque el mar tiene aquella briza helada que recuerdo con solo cerrar los ojos.
Y tu olor, tu olor es aquello que siempre recuerdo con solo pensarte que finalmente es como cerrar los ojos.
Terminando aquel paseo tan embriagador y en solitario busque un café muy caliente para
abrigar el alma y disfrutar de un anochecer estupendo, pensando en ti disfrutando de un
abrazo tuyo, mirando aquel cielo negro lleno de estrellas y escuchando nuestra canción que gracias a ti hoy también me recuerda el mar.
Gracias por ser mi mar, mi refugio y mi cafecito al empezar y al finalizar mi día.
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